Enfrentar exitosamente una tragedia aumenta la capacidad para enfrentar desafíos futuros semejantes o peores. Por el contrario, fracasar en la situación adversa actual debilita o convierte a la persona más vulnerable a los problemas o los conflictos futuros. Es, pues, necesario enfrentar la adversidad y salir adelante; rehusarse a hacerlo es condenarse a padecer pasivamente los males y ser paulatinamente destruido por ellos. Hay que enfrentar y vencer. “Quien no ha afrontado la adversidad no conoce su propia fuerza”, decía Benjamin Jonson. Ahora, ¿cómo se enfrentan las crisis? Este libro tiene como propósito proveer cincuenta herramientas prácticas y viables para lograrlo con éxito.