-¿Espera que la marina modifique todo su programa para satisfacer sus antojos? -No, Señor – respondió Carlos, sintiendo la lengua tan tiesa como un pedazo de cuero seco. El teniente comandante se inclinó hacia adelante, con las espesas cejas juntas. -Entonces, ¿Por qué no fue al trabajo el sábado? ¿Qué le habrías contestado al capitán? Responde a esta pregunta antes de leer este libro. Luego contéstala de nuevo, después de haber terminado la lectura de la dramática historia de Carlos Miller.